jueves, 1 de enero de 2009

Mis doce zapatazos

Hola, buenos días. Para vuestra información me acabo de levantar, o sea que estoy en pleno síndrome postcerebracional del Año Nuevo. Vamos que no sé cómo va a salir esto. Bueno, al grano.

Yo este año, cansado de tanta uva y de tanto color rojo, he decidido dar la bienvenida a la criatura de una manera un poco más "atinada" y más en la onda, por lo que he pedido prestados a mis queridísimos vecinos doce pares de zapatos y con el sonar de cada campanada los he lanzado, uno por uno claro, a otros tantos monigotes cual tiro de feria desahogante.

El primer par se lo tiré a los Políticos, a todos, nacionales y extranjeros. ¡Estos sí que son frikys y no los otros!. ¡Pobrecitos inocentes!.
El segundo se lo lancé a nuestros Jueces y a su particular venda en los ojos. Si no les ayudamos a quitársela nunca encontrarán la perdida balanza de la Justicia.
El tercero fue para los Banqueros "manos limpias" nacionales. Ya lo dijo alguien más inteligente que el escribiente: la Banca siempre gana, todo para la Banca. ¡Viva la Banca!.
El par de zapatos de la vecina de al lado tengo que reconocer que los tiré sin ninguna rabia contenida.
El izquierdo sacó por la ventana a los Terroristas asesinos que disfrutan matando. Unos se inmolan, otros más listos no. Las vírgenes del paraíso pueden esperar sentadas.
El derecho mandó a freir espárragos a los Maltratadores asesinos que también disfrutan matando. Éstos van y luego se suicidan. ¿Por qué no se suicidan antes de quitarle la vida a nadie?.
El sexto lo cambié por un disco de los de antes y lo hice planear hacia el muñeco de los Avariciosos Recaudadores del Impuesto Orejil. Una pregunta: yo, como estoy medio sordo, ¿no tendría que pagar menos canon listillos?.
El VII muñegote era el de los Árbitros que nos pitarobaron la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Pekín. A éste le pité unos pasos como un castillo y le dí un pelotazo de cuatro puntos. De los que suben al marcador, no de sutura, malpensados.
El octavo zapato se lo lancé a los ciegos Tunantes que sólo ven las subidas del petróleo. Para las bajadas se ponen un antifaz y ojos que no ven gasolina que no baja.
El noveno fue para los Especialistas y Técnicos en alimentos y en emisiones de CO2. Se reunen, se reunen y nunca deciden nada. Bueno sí, volverse a reunir el año que viene. Hoy no se fía mañana sí.
Tengo que reconocer que a estas alturas ya estaba un poco cansado pero como sólo quedaban tres zapatos respiré hondo y
El décimo se lo tiré a esas ONGs de pacotilla que nos embaucan con fines altruistas y lo único que persiguen es llenarse el bolsillo gracias a nuestra cándida candidez.
Al onceno le puse una casita del Palé o del Monopoly y lo estampé en el muñeco que representaba a esos avispados Ingenieros Financieros que consiguieron engañar a todo el mundo mundial con las hipotecas basura. Y Ustedes, ¿qué venden?. ¿Nosotros?, pues humo. ¡Ah!, pues déme medio Kilo.
En el doceno escribí el símbolo del % y lo catapulté con todas mis ganas a la figurita que hacía las veces de los hábiles y misteriosos Prestidigitadores que calculan el índice de inflación de este país. Cifras son amores y no buenas razones. Que se lo digan a nuestros maltrechos sueldos.

Y así empecé el año. Con buen tino. Lo confieso. No fallé ni un lanzamiento.

A más ver.

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