Pues sí, ya se han terminado las Navidades y toda su parafernalia, real o fingida, y los Reyes Magos, que son los más magos de todos los Reyes y siempre los últimos en llegar, ¿por qué un año no cambian sus lentos y torpes camellos por unos veloces y raudos jamelgos y vienen antes que Papá Noël?, se han pasado ya por nuestras casas dejándonos sus siempre bienvenidos regalos.
¿Bienvenidos?. Bueno, normalmente es así, pero mucho me temo que este año no han sido especialmente sensibles a nuestras peticiones.
Porque, vamos a ver, ¿quién les ha pedido el paro galopante que golpea a nuestro querido y abandonado país?. ¿Dónde quedan aquellas orgullosas y jactanciosas previsiones económicas que ayer mismo nos anunciaban que habíamos alcanzado a Italia y que en pis pas le dábamos una pasada tan pasada por la izquierda a Francia que no se iban ni a enterar?. Pena, penita, pena...
¿Y la guerra del Cercano Oriente Medio?. Siempre es la misma historia. Yo no sé quién tiene razón pero es que llevan así, ¿desde cuándo?. ¿Desde los años 20 del siglo pasado?. ¿Desde los 60?. Si en un momento unos cuantos países, o quizá sólo fue uno y no es el que todos estamos pensando, se sacaron de la manga una nación, ¿por qué no se sientan, coño, de una vez y encuentran una solución al problema?. Que paren el reloj si hace falta. Sobre todo el de los inocentes. No sería la primera vez.
El tercer regalo envenenado sería el de la crisis económica pero como en Mates no pasé de sumar pues no me veo yo como con mucha disposición a opinar. Un consejo: buscar un refugio seguro donde no os encuentre ni el de arriba.
Pues eso.
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